A los tres días salí del bar. Había bebido tanto que no recordaba el camino a casa. Decidí no llevarle la contraria a mi cabeza y acompañé mi paranoia en dirección a la luna. Miré al cielo y busqué la luna entre los edificios y un leve susurro me golpeó el cuello por debajo de la oreja. El segundo vino en forma de rumor y me empujo la mejilla tan fuerte que me hizo girar sobre mis talones tres cuartos de vuelta. El tercero fue más suave y también más cálido y también más claro. El aire pronunciaba mi nombre, me llamaba. Busqué la dirección del origen de mis llamadas y fui a parar justo debajo de una farola, una farola que no dejaba de susurrar mi nombre. Hasta que dejó de pronunciarlo, ahora mi nombre venía desde otra dirección, y lo seguí. Los susurros me llevaron hasta otra farola y luego hasta otra y otra, las farolas no paraban de repetir mi nombre y parecían indicarme una dirección y ciento una farolas más los susurros cesaron y yo me vi borracho delirante y sentado en los escalones de tu casa.
6 comentarios:
Alguien me contó que llevabas tres días encerrado en aquel bar...
Tres días escondiéndote del gris cielo de enero y sus atascos...
Buscando en mar de farolas un portar en el que encallar..
la primera parte genial , la 2ª más floja ,boludo, mejor haber acabado en comisaría.
el ultimo más es sin acento mas (conjunción adversativa)
último , la concha de mi madre.
Criticón, gracias por el consejo pero el último más és con acento, pues quiere decir que después de ciento una farola... Un placer tenerte por aquí.
jajajaja qué chungo son esos días que acabas tan borracho... me recuerda a "pierdo verticalidad" de la fuga
Hola Potoppitta, una grata sorpresa verte por estos lares tan distintos al diseño gráfico. Un placer. Y no dudes en volver...
Publicar un comentario