Ya nada es lo que era.

Alicia había crecido, era ya toda una mujer, y veía su infancia como un cuento lejano. La vida había continuado su rumbo y las fronteras ya no eran las que había aprendido en la escuela y todas las mañanas las noticias hablaban de muertos, guerras, y paro. Por eso Alicia había corrido desesperada al bosque buscando aquella conejera que la había llevado una vez al país de Las Maravillas, huyendo de la realidad que la asfixiaba. Y lo hizo, lo encontró. Pero… ya nada era igual. El cemento había sustituido en su totalidad la vegetación. Los extraños seres que tiempo atrás la habían fascinado, ahora le daban miedo, vagaban entre los edificios clavando la mirada en las aceras. Caminaban a paso ligero y eran engullidos por rascacielos con ventanas oscuras.
Ella paseaba su cara de asombro por los escaparates, viendo gatos a rayas encerrados en jaulas y marchitas flores que ya no le hablaban, y oscuros bares dónde los parroquianos sujetaban los vasos con las dos manos mirando fijamente el líquido que contenían. El camarero, un hombre serio con sombrero de copa le golpeó con una dura mirada que la sacó de su sopor. Allá donde mirara veía carteles que anunciaban las próximas elecciones a la presidencia de la República y que presentaban a un hombre con un fino bigote sobre una mueca que hacía recordar a una sonrisa y debajo un lema que prometía que eran la única solución para el futuro del país.
Alicia salió corriendo intentando encontrar el camino de regreso. Las lágrimas le impedían ver con claridad por dónde iba, pero al girar una esquina le pareció ver una figura que le resultaba familiar. Se frotó el antebrazo por los ojos y cruzó la calle con un pequeño rayo de luz en su interior. Un conejo blanco con un gran reloj colgado del cuello esperaba apoyado en un portal, el conejo cambió su cara de tedio por un gran asombro y acto seguido sacó de la espalda un revolver y le quitó el seguro. Y es que… ya nada es lo que era.

1 comentarios:

ILSA dijo...

Era de esperar, en octubre cualquier final es un mal final. (Perdón por la tristeza).

Me ha gustado mucho. No hace mucho escuché en un programa de Dragó (voz en off: no se lo cuentes a nadie) que había un libro con finales alternativos de pelis. No recuerdo el título ni los escritores, pero me gustó la idea. Esto no es otro final, es el paso del tiempo, me gusta más todavía.

Ah, feliz no cumpleaños, a ti!!!

 
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