mañana marchará una mujer buena y pura
no importa cuentes sus pasos
ni que me digas venturas.
Tus plantas ha de pisar
con donaire y gallardía
no separarán sus ojos
de tu lado y frente altiva.
Ya que
tu me la has quitado
bríndale todo en agrado
no me digas que la admiran
los jóvenes de tu condado
que posan en ti sus miradas
con alegría en sus labios.
Has de saber que aquí tiene
uno que queda esperando
contando día por día
y esperando al ser amado.
Estas dos entradas son unos de los poemas que mi abuelo le dedicaba a mi abuela cuando eran novios. Estos en concreto se los escribió antes de que mi abuela se fuera con su familia a veranear al pueblo de Caudiel (Castellón).