Días de verano.

Yo no paraba de reírme de antiguos amores y el cielo prometía venganza. Sentada en medio de la nada y rodeada de árboles, el mundo giraba de forma distinta, incluso aquel amargo mate que alguien había traído me sabía a gloria. Pasamos el resto de la tarde riéndonos de viejas historias y el cielo terminó por cumplir su amenaza. Las nubes comenzaron a descargar con fuerza cortinas de agua. La estampida fue casi inmediata, todos corrieron a refugiarse debajo de los imponentes pinos. Yo me quedé sentada, esperando. Sabía que me estaban gritando pero hice como si no los oyera. Tenían miedo a que la tormenta me hiciera daño, pero ni se imaginaban lo mucho que necesitaba la calma.



Gracias Al.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial...
Me gusta cuando escribes así..snif..

mUXUS.

Anónimo dijo...

Los días de lluvia son bonitos, quiza porque me he criado en el norte, me gustan las tormentas, los rayos...
Y el olor que deja tras de si, y si estas en el campo... aquello es maravilloso.
Me gusta la lluvia, quiza porque me crie en el norte.

Un beso

Al

 
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