L'altra versió

-Jaime, ven aquí!
Jaime está sentado en el alfeizar de la ventana, mirando triste al infinito porque su padre le ha quitado el muñeco con el que estaba jugando.
-Jaime, ya tienes quince años, ya es hora que tu y yo hablemos de futuro.- Jaime se da la vuelta i mira a su padre con cara de lástima.
-No me pongas esa cara que no te voy a devolver tu muñeco!
-Pero papá.....
-Ni papá ni leches!
-Tienes que saber que parto a la batalla, y si no vuelvo quiero que sepas que tu serás el heredero de todo cuanto he conseguido, por eso tienes que aprender a ser un duro dirigente para tu pueblo y un valiente guerrero.
-Pero si yo lo que quiero ser es...- el pequeño Jaime para en seco al notar como su padre apreta el puño y lo prepara para propinarle un capón.
-Mañana mismo comenzarás tu adiestramiento con los caballos.
-Bien, bien! Me encantan los caballos. Podré ponerles nombre?
-Claro hijo.
-El mío se llamará “Princesa de los Tulipanes”
El pobre Jaime no pudo ver a tiempo el puño de su padre y acabó llorando en el suelo. En ese momento entró un joven en la estancia.
-Levántate! Te presento a Fernando, el será tu instructor y tu ayudante y consejero mientras yo esté fuera. Con el aprenderás todos los secretos de la lucha cuerpo a cuerpo......- El padre siguió hablando pero Jaime se quedó fantaseando con su cuerpo y el del atractivo Fernando, y cuando se quiso dar cuenta ya había salido de la estancia y se encontraban solos él y Fernando. Jaime se acercó al joven despacio, y sin pensárselo le tocó el culo, mientras le ofrecía la mejor de sus sonrisas, había escuchado que los ayudantes de cámara se dejaban hace. Pero con este no era así, a no ser que el guantazo que se llevó en la cara con la mano abierta no quisiera decir eso.
Pasaron los días y los meses, fue instruido en las artes de la lucha, la caballería y la diplomacia. Y le tocó el día de ser presentado en sociedad.

Jaime, tenemos que elegir un buen uniforme para ti, así que ves probándote esas armaduras.
-Uyyyy. No no no, no pienso ponerme esas cosas.
-No empecemos como siempre, tienes que vestir igual que lo hacen los demás nobles.
-Empecemos con el faldón.
-No podría ser un poco más largo?, por debajo de las rodillas, y como con un poco más de vuelo.
-No! Te baila un poco, lo mandaremos apretar. Ahora pruébate la blusa.
-Tiene que ser blanca, no hay en otros colores?
A Fernando comenzaba a hinchársele la vena del cuello.
-Escoge una de esas dos botas.
Jaime no podía decidirse, pero no porque le costara saber cual de las dos le quedaría mejor, pero no se atrevía a decirle nada a Fernando, pero al fin y al cabo las iba a llevar el, y tenía que ir cómodo con ellas
-Es que... no tendrás por ahí unas que acaben en punta?
Creo que al duque de Portugal le he visto unas así, puedo pedir que te las hagan.
-Estupendo! Pues dile de paso que te ponga un tacón de aguja de tres dedos.
Diosss! Fernando le arrojó una de las boas y le acertó con toda la puntera en la sien, menos mal que no eran de punta.
-Seguimos, pruébate ahora la coraza. Te sietes cómodo, piensa que tendrás que pelear con ella.
Si sólo era eso de lo que hablaba Fernando, de ir cómodo. Era un incomprendido.
-Creo que me está bien, pero no crees que me hace unos pechos caídos?- La otra bota no llegó a acertarle, la ira le nublaba la puntería, menos mal.
-Sólo queda el casco, he mandado que te hicieran tres bocetos. El primero es un casco cuadrado con tu escudo de armas grabado en la parte de atrás, el segundo es un casco esférico con el sol grabado en un lado y la luna en otro, y el tercero es un casco recto coronado por un dragón alado.
Jaime se queda mirando muy serio los tres bocetos.
-Me gusta este último, pero podría ser el retrato de mi perrita en vez de ese dragón. Si quieres lo podemos poner con las patitas levantadas, y podríamos ponerle el collar en rosa palo.
Fernando le hizo tragarse el boceto en trocitos pequeños y a la semana siguiente fue nombrado en sociedad hecho todo un caballero, todo el mundo dijo que era una persona de semblante serio. Puede que fuera porque aún no había terminado de expulsar todo el papel del casco y eso le hacía no encontrarse para estos eventos.
Así que Jaime fue por el mundo conquistando territorios con su dragón alado en la cabeza. Muchas leyendas se cuentan de él. Algunos dicen que atacó Balansiya sólo por un trozo de tela a rayas con la que se había encaprichado para hacerse una blusa la cual colgaba del torreón de los sarracenos. También se cuenta que en esa misma batalla, Jaime salió de su tienda con un ponpón lana rosa sobre el dragón de su casco, cuando le preguntaron que qué era eso contestó, que un murciélago se había colado en su tienda la noche anterior avisándole de la emboscada que l preparaban los moriscos, aunque lo que no pudo explicar fue lo del color rosa.

 
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