Dejadme ser feliz

En el barrio decían que Vincen era un niño negro, pero la verdad es que Vincen era rubio y muy blanco de piel. Vivía en una casa de dos pisos con sus padres y su abuelo. No tenía mascota porque las que le gustaban a él le horrorizaban a su madre. Nunca se metía con nadie, le encantaba jugar en el parque, eso sí, solo, no porque él lo quisiera así si no porque los demás niños no querían acercarse a él.
Sus padres estaban muy preocupados, incluso lo habían llevado a un psicólogo de pago, pero su abuelo sabía que Vincen era, probablemente, uno de los niños más felices de la tierra.
Una tarde de sábado jugando en el parque Vincen vio un gato de ojos saltones, el pobre parecía abandonado, enseguida pensó en pedirle a su madre que se lo dejara llevar a casa. Se imaginaba lo felices que serían los dos juntos, "mamá, te prometo que lo cuidaré, yo le daré de comer, yo cazare todo lo que necesite." Y soñaba con grandes aventuras:" Yo lo sacaré a pasear todas las noches por los tejados del barrio." La sonrisa cada vez se le hacía más amplia. Corriendo hacia su madre ya podía notar el tacto del pelo al acariciarlo.
Tropezó con su madre: " Mamá, mamá, he encontrado un gato precioso. Me lo puedo quedar? Por favor, por favor!!" La madre nunca había visto a su hijo así de emocionado, y además quería un gato, una mascota como la cualquier otro niño. Todo el dinero gastado en el psicólogo empezaba a dar sus frutos.. La madre cogió al niño en brazos, lo estrujó y lo besó mil veces. "Claro que si, Dónde está?" Lo dejó en el suelo y vincent salió como una hexalación y su madre detrás.
Llegaron al sitio adonde lo había encontrado, "míralo, a que es el gato más guapo del mundo?" La madre cayó redonda al suelo. Puede que se desmayara de la emoción , o quizás de la extraña apariencia del gato, o por su extrema delgaldez o a caso lo hiciera por la distancia que separaban los ojos de la cara.

Nacionalidades


Tuvo un pasado difícil. Huerfano a los trece años, pasó el resto de su infancia a cargo de sus tíos paternos. Pronto creció y fue en busca de una vida mejor. Encontro trabajo de panadero en un pequeño horno de barrio, y fue allí donde encontró a la que sería la mujer de su vida.
Eran la pareja perfecta. Los mayores sonreían al verlos pasear. Ella recogía flores para él y él le escribía poemas que ella no entendía, pero respondía con profundos suspiros y con alguna lágrima se él le ponía mucho énfasis en la declamación.
Estalló una guerra civil en el pais, pero ellos seguían queriéndose infinito, tan enamorados que decidieron casarse. El que tenía que ser el dia más feliz de sus vidas acabó en un asesinato. Una guerrilla entro en la iglesia y disparó a discrección matando a más de la mitad de los presentes. Ella interpuso su cuerpo al de su amor. El ejercito nacional lo envió a él como refugiado a un país vecino donde la pena lu fue matando por dentro.
Días después, la ONU salió del país y cerró sus fronteras impidiendo la vuelta a todo aquel que había salido, separando familias y alimentando nostalgias. Él vagó por aquel nuevo pais que no era el suyo sin poder ir a ningún lado puesto que no tenía una nacionalidad válida.
Un día, leiendo en la biblioteca descubrió la slución. Acudiría a la Unión Europea y solicitaría un pasaporte de Paria, un pasaporte en el que pondría que era ciudadadno de europa. Y así lo hizo, lo solicitó y le fue concedido.
Hoy es el gran día. Hoy recogerá el pasaporte que le acreditará como ciudadano europeo. Se ha levantado temprano para prepararlo todo. Vestido con su mejor traje ha comprado tres metros de la cuerda más suave que ha podido encontrar y también un taburete de playa. Ha entrado en el majestuoso edificio y ha salido con una enorme sonrisa y un pasaporte en la mano. Dando un paseo se ha ido al parque cercano. Ha elegido un árbol y se ha ahorcado.

Nada es lo que parece.

Le despertó la luz del sol. Pensó que se le había olvidado, otra vez, bajar la persiana antes de acostarse. Se hizo el remolón un rato más pero la luz del sol se le antojaba ya insoportable. Giró el cuerpo y se puso boca-arriba, intentó abrir los ojos poco a poco pero no pudo, decidió darse la vuelta para que el sol no le incidiera directamente al rostro. Tras un par de minutos comenzó a ver algo y lo que vio le dejó un poco desconcertado; en el suelo había una especie de niebla y todo a su alrededor era azul. Cinco minutos más tarde ya podía abrir los ojos con normalidad, pero seguía viendo lo mismo, azul. Se puso en pié y dio dos pasos apresurados, pero dos, no más. Estaba al borde de algo, no era un acantilado pero sabía que ahí se acababa. Miró hacia abajo y vio montañas y poblados, igual que los vería un pájaro. Riéndose de sus propias conclusiones se dio cuenta que estaba en una nube, pequeña todo sea dicho. Intentó recordar como había llegado hasta allí pero no lo consiguió.Le daba igual, la vista era preciosa, la sensación increíble, nunca mejor dicho, estaba como Dios.
Ilusionado como un niño el día de su cumpleaños, se puso a gatas en el borde de la nube y disfrutó de su viaje. No sabía por donde estaba pero vio praderas, campos de fútbol, castillos, ciudades, mares y ríos.
Al tiempo de estar ahí se dio cuenta que se aburría, no podía comentar con nadie lo que estaba viendo. Tenía hambre y mucha sed y no parecía haber nada con lo que poder alimentarse. Así que sin pensárselo mucho se acercó al borde, cerró los ojos y se dejó caer.

En estos días... me llena de orgullo y satisfacción...


Gracias a todos los que por afinidad o por casualidad entráis a este blog.
Hoy creo que no podría haber recibido mejor alegría. El artículo de opinión que mande a la revista Magazin ha sido publicado. No ha sido el artículo destacado y por lo tanto no me he llevado la pluma Mont Blanc pero aún así ha sido una gran alegría.
Pediros perdón por tener abandonado el blog desde hace unos días pero estamos en Fallas y aunque trabajo poco, me quitan mucho tiempo.
Sólo deciros que mi libreta está llena de letras esperando pasar a la pantalla del ordenador, mi cabeza llena de historias sueños y anhelos que pronto pasarán a formar parte de esa libreta y mi corazón está pasando por una fase de sentimientos encontrados así que esto promete mas cortos y paranoias.
Gracias por seguir perdiendo un poco de vuestro tiempo con mis palabras, y por favor, no dejéis de experimentar conmigo.
Paranoias ancestrales para chicas de altos vuelos.

Reescribamos la historia.


Eran tiempos difíciles y sin embargo él caminaba por el mundo como lo había hecho desde el momento en que dejó su tierra natal. Corría la primera luna de Marzo de 1237, el viento era portador de un ligero aroma de tensión, pero él continuaba parando en cada aldea para hablar con los ancianos y contar hermosas historias inventadas a los niños. Agradecía la hospitalidad que le ofrecían las gentes con consejos sobre el campo, el ganado o la salud, y según contaban algunos, en ocasiones obraba milagros para casos extremos. Estas acciones le habían dado fama en toda la península. De él se decía de todo: que aparecía y desaparecía de repente que medía dos metros, o que incluso tenía el don de cambiar de aspecto a su antojo. Lo cierto es que era un hombre de unos treinta años, de origen árabe con una fuerte mirada oscura que ofrecía luz y color a todos los que se asomaban a ella. De complexión delgada, siempre vestía una chilaba marrón y unas sandalias del color del camino, y al cinto llevaba una pequeña daga que utilizaba para recoger plantas y hierbas.

En una playa de Levante, un joven Maestre de una orden militar descansaba la mirada en el horizonte, malvas y naranjas mecían su vista. Silencioso se le acercó un soldado. “Gran Maestre, el mago ha llegado a la ciudad.” “Traédmelo.” Esa misma tarde, el trotamundos con las sandalias llenas de polvo fue detenido a las puertas de Serranos y conducido en presencia del Gran Maestre. “Bien se que conoces nuestros planes. Dentro de poco entraremos en guerra con el pueblo mudéjar y me han dicho que tu conoces los secretos de la alquimia.” El trotamundos sabía que no se lo estaba pidiendo por favor así que se dedicó a escuchar. “Necesito una pócima que proporcione a mis hombres toda la valentía que sea posible.” El trotamundos meditó durante un minuto y contestó. “Es fácil lo que me estás pidiendo, pero puede que no quieras que tus hombres sean tan valientes.” El Gran Maestre y sus hombres se echaron a reír. “Puede pero asumiré el riesgo” y sin poder contener la risa le ordenó a dos de sus hombres que le ayudaran en todo lo que necesitaran y que lo dejaran libre una vez hubiera terminado la poción. Y así lo hicieron, le proporcionaron hierbas, recipientes y una cocina donde prepararlo todo, cuando la luna asomó por encima de la muralla todo estaba listo, así que los guardias dejaron al hombre en libertad.

A esas horas dormía al-Azraq, caudillo de las tropas mudéjar apostadas en el oeste del mediterráneo. Era demasiado joven para tener ese título, pero sus acciones le habían hecho ganarse el respeto de todo aquel que había desconfiado en un principio. Un soldado de su guardia personal entro como una exhalación en sus aposentos. “Lo han soltado, lo han soltado”. El caudillo se despertó desorientado. “Rápido, llevadme con el”. Encontraron al trotamundos admirando la ciudad como un niño que descubre la inmensidad del mar por primera vez. Lo invitaron a sus aposentos, le escucharon atentos mientras contaba historias de animales fantásticos que echaban fuego por la boca, y le ofrecieron comida bebida y un lugar donde dormir. A la mañana siguiente el Caudillo fue a ofrecerle el desayuno y el trotamundos notó un reflejo distinto en su mirada. El caudillo le dijo “Necesito…” E interrumpiéndole “Si, si, ya se lo que necesitas””Pero tengo que avisarte que puede que no te guste lo que les ocurra a tus hombres” “Yo también la tomaré, de ese modo todo lo que le pase a mis hombres también me pasará a mi.” El caudillo le proporcionó todo lo necesario y el trotamundos se fue después de terminar la poción.

Llegó el día. Los dos ejércitos se encontraban eufóricos, sabiéndose en poder de la pócima de la valentía. Una corneta dio la orden de atacar, un cuerno le contestó. Todos los soldados tomaron su parte de poción y desenvainando las espadas salieron a encontrarse en el llano. Todos notaban como la pócima les hacía efecto y cada vez corrían más rápido, pero cuando llegaron a encontrarse ocurrió algo totalmente inesperado.
Se sentían tan valientes, tan seguros de si mismos, que se atrevieron a olvidarse de todo lo establecido, se olvidaron de rencores, se atrevieron a perdonar, tuvieron valor de detener la barbarie que estaban a punto de cometer. Se atrevieron a ser valientes. Y ese valor les llevó a realizar un gesto lleno de sentimiento y significado. Hicieron una gran hoguera donde arrojaron todas las banderas, pendones y enseñas, y gastaron la pólvora al aire, sin munición, con júbilo.

Juntos crearon una nueva ciudad donde todos convivían, la llamaron Valentía y desde entonces, cada diecinueve de Marzo conmemoran aquel gran encuentro con fiesta fuego y pólvora.

 
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