El inicio de una revolución

Buda estaba meditando en un jardín a las afueras de un pequeño poblado, al oeste de la región de Cantón. Hilos de plata paralelos atacaban la hierba, se ensañaban con los tulipanes y estallaban, sonoros, contra las hojas de los árboles. Los ojos del maestro se abrieron lentamente y la lluvia contuvo su velocidad, caía con más tranquilidad, sin prisa, casi sin gravedad.
De pronto fijó su mirada en una gota de agua, una en particular, pero igual que las demás, puede que fuera más azulada, no lo sé, el caso es que la eligió porque sabía que era especial
La gota fue descendiendo lentamente y calló justo en el borde de un pétalo y lo hizo inclinarse hacia fuera dejando al descubierto una pequeña porción del interior de la flor. Siguió su camino hacia el interior de la flor dejando a su paso un leve riachuelo que sirvió de guía y camino para otras gotas que, ahora, caían también en el interior de la flor. Esta se fue llenando de agua hasta que sus pétalos no pudieron aguantar la presión y se extendieron mostrando la flor de loto más hermosa que ningún hombre ni arcano ha visto jamás.
Buda cerro los ojos y el agua volvió a caer con su velocidad. El sabía que era especial, aunque si he de ser sincero, yo no te habría distinguido del resto.

Super-heroe de profesión

Habéis soñado alguna vez con ser un súper-héroe? Pues el lo era. Su poder era tal, que ningún contrincante lo había conseguido poner en serios apuros.
Llegó cansado y orgulloso a su guarida. Había terminado con su último problema y había salido, como siempre, victorioso, como el gran súper-héroe que era. Se quitó el antifaz que le hacía irreconocible a vista de los demás y respiró profundamente. No podía haber nada que le quitara esa media sonrisa de la cara. Se desabrochó los zapatos, los estampó contra el cubo de la ropa sucia y se dirigió silbando hacia su cuarto. Ti ruri tata, pápá. Se quito con cuidado su traje de súper-héroe y lo dejo perfectamente colgado en su galán de noche. Se sorprendió al ver su silueta reflejada en el espejo y decidió que aquella tarde se había ganado un baño.
Aunque era un súper-héroe su monotonía no distaba mucho de la de cualquiera de nosotros. Se puso el pijama, cenó, vio un poco la tele y se fue a dormir pensando en los grandes titulares del día de mañana, con su heroica actuación.
Sonó el despertador y se levantó veloz como un súper-héroe y en la radio las noticias de otros días. Encendió la tele y las noticias de otros días. Se vistió corriendo, se puso su antifaz y bajó volando los cuatro pisos que separaban su casa del suelo, y en los periódicos las mismas noticias de otros días.
De camino al trabajo, en el metro, meditaba por qué a nadie le importaban sus hazañas. Pero tampoco entendía por qué se extrañaba si día tras día era igual. El solucionando los grandes problemas y no había nadie que se lo agradeciera ni que le diera una pequeña ración de ánimo.

Promesas y estrellas

Ella tiene doce años, un hamster como mascota y un cartel en la puerta donde muchos payasos forman su nombre.
El sueña con el canto de los pájaros desde hace trece primaveras, y comparte el sueño con Ella desde que aparecieron las primeras cigüeñas en el campanario.
Juntos provaron todos los bancos del paseo y saludaban a los atardeceres como a un vecino más. Justo el el momento exacto en el que los dos corazones compartían tres millones de latidos, ella le preguntó "Me llevarás algún día a las estrellas?" y el con el semblante serio le respondió "No" . Al ver los ojos de Ella temblar se apresuró a argumentar su terrible contestación "No, porque ya no confío en aquello que yo no pueda manejar. Cuando estuvistes lejos le di mis besos al aire y no te los hizo llegar;: me pasaba las tardes preguntándole al sol por ti y no obtuve respuesta; le ofrecí al mar mis anhelos dentro de una botella y no dejó que los recogieras en tu playa. Así que prefiero ser sincero y no prometer algo que no se si voy a poder cumplir. Pero a cambio puedo ofrecerte mis besos y caricias,; Puedo contar los segundos que me quedo sin respirar cuando te veo aparecer; Puedo llevarte a los charcos que formé cuando me dijiste que te tenías que ir; y puedo confesarte que cuando temblaba la primera vez que nos besamos no era de frío" Ella rompió en lágrimas "Por qué lloras" "No se, será que soy feliz"

Y pasaron los días y los años. Las hojas siguieron muriendo y su amor volvía a nacer cada día. Y siguieron pasando los años, exactamente cuatro años más, y ella se tuvo que marchar por un largo tiempo. Por que? Porque si, porque si no, no tendríamos historia, y porque las verdaderas historias de amor tienen que ser terribles.

El tiempo pasó, aunque al principio no para todos. Ella tardo en volver a darse cuenta que podía respirar, tardó en notar el pulso en su muñeca, tardó en dejar de llorar.
Pero pasó. Exactamente igual que el funcionario arranca las hojas de su calendario: con tedio entre semana, con rabia los lunes. Y llegaron otras amistades, otras sonrisas, otras palabras y otros chicos.

Ahora vivía con uno, simpático y apuesto. Y seguían arrancando hojas del calendario. Un día, uno de tantos, él se presentó en casa con un ramo enorme de rosas y un bonito anillo. Le cogió la mano, se puso de rodillas y con los ojos temblando le dijo "Si dices que si iremos juntos a las estrellas" Ella le dijo que si con la cabeza y rompió a llorar. El le preguntó "Por que lloras?" Ella, recordando tiempos pasados cuando aún no sabía mentir "No se, será que soy feliz"

El principio del fin de la primera parte

Bienvenidos a mi humilde blog.
Esta herramienta la utilizaré de ahora en adelante para reflejar mis delirios, sueños, paranoias, y demás desvaríos que se suceden en el interior de mi estructura craneal, o a veces, en mi estómago o corazón.
Intentando claramente no ser referencia de nadie, y esperando que nadie se sienta herido u ofendido por mis palabras, ya que el dedo presiona por impulso y orden de la cabeza sin pararse a pensar en la ética o inoportunidad de los pensamientos.
Este puede ser un buen comienzo, este puede ser un gran principio.......

 
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