Promesas y estrellas

Ella tiene doce años, un hamster como mascota y un cartel en la puerta donde muchos payasos forman su nombre.
El sueña con el canto de los pájaros desde hace trece primaveras, y comparte el sueño con Ella desde que aparecieron las primeras cigüeñas en el campanario.
Juntos provaron todos los bancos del paseo y saludaban a los atardeceres como a un vecino más. Justo el el momento exacto en el que los dos corazones compartían tres millones de latidos, ella le preguntó "Me llevarás algún día a las estrellas?" y el con el semblante serio le respondió "No" . Al ver los ojos de Ella temblar se apresuró a argumentar su terrible contestación "No, porque ya no confío en aquello que yo no pueda manejar. Cuando estuvistes lejos le di mis besos al aire y no te los hizo llegar;: me pasaba las tardes preguntándole al sol por ti y no obtuve respuesta; le ofrecí al mar mis anhelos dentro de una botella y no dejó que los recogieras en tu playa. Así que prefiero ser sincero y no prometer algo que no se si voy a poder cumplir. Pero a cambio puedo ofrecerte mis besos y caricias,; Puedo contar los segundos que me quedo sin respirar cuando te veo aparecer; Puedo llevarte a los charcos que formé cuando me dijiste que te tenías que ir; y puedo confesarte que cuando temblaba la primera vez que nos besamos no era de frío" Ella rompió en lágrimas "Por qué lloras" "No se, será que soy feliz"

Y pasaron los días y los años. Las hojas siguieron muriendo y su amor volvía a nacer cada día. Y siguieron pasando los años, exactamente cuatro años más, y ella se tuvo que marchar por un largo tiempo. Por que? Porque si, porque si no, no tendríamos historia, y porque las verdaderas historias de amor tienen que ser terribles.

El tiempo pasó, aunque al principio no para todos. Ella tardo en volver a darse cuenta que podía respirar, tardó en notar el pulso en su muñeca, tardó en dejar de llorar.
Pero pasó. Exactamente igual que el funcionario arranca las hojas de su calendario: con tedio entre semana, con rabia los lunes. Y llegaron otras amistades, otras sonrisas, otras palabras y otros chicos.

Ahora vivía con uno, simpático y apuesto. Y seguían arrancando hojas del calendario. Un día, uno de tantos, él se presentó en casa con un ramo enorme de rosas y un bonito anillo. Le cogió la mano, se puso de rodillas y con los ojos temblando le dijo "Si dices que si iremos juntos a las estrellas" Ella le dijo que si con la cabeza y rompió a llorar. El le preguntó "Por que lloras?" Ella, recordando tiempos pasados cuando aún no sabía mentir "No se, será que soy feliz"

2 comentarios:

Pamen dijo...

Cómo es posible que escribas estas cosas y a veces seas tan estúpido?!

Ya hablaremos

shalaffi dijo...

Saludos,

No conozco a esta persona (pamen) que parece conocerte tan bien. Eso si, su comentario es de lo más inteligente y permitidme que lo secunde.

À bientôt

 
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